05/10/2016

¿De arquero vale doble? Recontra vale

"Faltaban cuatro minutos para que terminara el partido y se nos pusieron 2-1. Y a dos minutos del final tuvimos un córner a favor. Yo voy hasta la mitad de cancha y le pregunto al técnico si puedo ir al área contraria. Primero me dice como que no. El médico le dice: '¿por qué no? ¡Que vaya!' Y ahí el técnico me dio la autorización. Fui. Yo siempre me acuerdo del Cabezón (Fabián) Alegre, que fue el que, como técnico de Tigre me subió a Primera. Él siempre decía que hay que atacar el segundo palo. Y me dije: 'Bueno, voy a hacerle caso'. Mandan el centro y yo veía que por altura venía pasado, pero no al segundo palo literalmente. Entonces me cierro y me viene justo a mí. Sale el arquero... Y cabeceé. Y cuando entró no lo podía creer".

 

Fue el goleador menos pensado, salvo para la fe del propio protagonista. "Ya me había mandado. Es más, en el partido anterior con Boca, en Casa Amarilla, también me había animado", cuenta Fernando Lugo, arquero, clase 94, formado hasta Sexta División en Argentinos Juniors y luego moldeado en el Matador, donde dejó al descubierto, en el postrero 2-2 ante Boca por el Torneo de Reserva, su pasta de goleador. "Siempre fui arquero... Aunque en los picados juego de delantero", deja a la vista una pizca de apetito anotador. "Nadie lo podía creer. Me llamó Fernando Redondo hijo después del partido, estaba emocionado. Y ahora me llaman todos, compañeros, ex compañeros. Esto es un sueño", cuenta.

 

"Si me tengo que definir, diría que soy un arquero con personalidad, bueno abajo de los tres palos", dice este admirador de José Luis Chilavert y el Mono Burgos. Esa personalidad lo empujó a cruzar el campo de arco a arco para cabecear una utopía. ¿Con qué estilo? "Como el Chino Luna, es crack. Aparte de ser un referente en Tigre, es una muy buena persona, es un fenómeno", describe. Y ese cabezazo lo llevó a transformarse en el dueño de la particularidad de la fecha de las Reservas de elite. 

 

 

Bien de familia

 

Curiosidad II: el hermano de Fernando, Rodrigo, también es arquero. Y el año pasado, con el buzo de Tristán Suárez... ¡también anotó un gol de cabeza! "Debe ser histórico que dos hermanos arqueros hayan marcado goles", apunta el más joven de la dinastía de guardametas.

 

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