River retornó a Buenos Aires tras su participación en el Mundial de Clubes desarrollado en Japón. Maratónico regreso, viaje que superó las 24 horas, para que los jugadores, cuerpo técnico y el resto de la delegación millonaria se reencuentre con su gente. La que se quedó acá, claro, porque 20 mil almas acompañaron la lealtad de los guerreros de Gallardo en cancha.
Y positivo es el balance que se desprende de la participación de River en el máximo torneo a nivel clubes. Un 1-0 para el arranque en semifinales ante el Sanfrecce Hiroshima, con gol de Lucas Alario, que ilusionó. Un 0-3 en la final frente al Barcelona de Messi y Mascherano que tuvo gusto amargo, pero que dejó la certeza de un juego limpio y sin mezquindades. Y despejó dudas, claro: el Barça es, simplemente, único.
Ahora es tiempo de descanso, por lo que los futbolistas tendrán licencia hasta enero. Merecido lo tienen. Porque el Millo volvió a la Argentina. Su casa.