25/02/2017

Los hermanowski sean unidos

Hace 28 años, la familia Szymanowski se alegraba por la llegada de Alexander, el primer heredero de un linaje amante del fútbol. Y claro, la pelota fue su primer regalo. Pero él estaba solo, sin nadie para compartir ese preciado instrumento. Por eso, dos años más tarde nació, también en Buenos Aires, Marianela, que ni bien caminó mostró su elegante andar. Decenas de meses más tarde, también desplegó sus gambetas y amalgamó toda su habilidad en los pies. Al igual que su hermano...


"Desde pequeñito yo recuerdo estar con ella jugando al fútbol en cualquier sitio. Siempre hemos sido equipo. Siempre éramos nosotros juntos contra los vecinos, los amigos, los de enfrente...", recuerda Alexander en una charla con el sitio FIFA.com. Y Marianela lo confirma: "Nuestra infancia se resume en jugar fútbol juntos. No recuerdo otra cosa". Unidos durante toda la vida, emprendieron una aventura, como no podía ser de otra manera, acompañando al balón. Y así fue que viajaron a Madrid, tierra desconocida y lejana para ellos. Pero descubrieron un mundo cálido gracias al aporte de su juego, porque "llegamos por la noche y al otro día nos subimos a jugar al fútbol allí en la urbanización. Nos encontramos a dos chicos, nuestro primer contacto con chicos españoles. Jugamos un partido y alucinaron... sobre todo con Marianela". Esta hazaña, con 12 años, Alexander, y 10 años su hermana menor.


Que costó, costó. Sobre todo para el mayor de este dueto, que vive su primera temporada en la máxima división a los 28 años, tras dejar atrás varias primaveras en Tercera, Segunda B y escalando tanto en su Leganés como en su juego. Hoy, se le dio. Eso sí, en gran parte gracias a la confianza de su fiel aliada. "No se lo decía porque me estuviera dejando llevar por las emociones, sino porque veía que tenía talento. Pero tenía que evolucionar física y psicológicamente. Le decía 'aunque sea con 27 ó 28 años, pero tu techo va a llegar'... y así ocurrió", explica Marianela, que también tiene una historia de lucha...

 
Alexander en los Premios La Liga. Chapeau.


A los 16, la crack de la familia Szymanowski se inició, seriamente, sobre el parquet. Claro, el futsal de un club madrileño le abrió las puertas, pero no la pudo retener por mucho tiempo, porque a los 19 debutó en la Primera del Atlético de Madrid, en el césped de fútbol once. Ahora bien, como en toda aventura, el punto de conflicto apareció en 2011, cuando una grave lesión en los meniscos excluyó a Marianela de las canchas por dos años y medio. Con la eterna ayuda de su hermano, ella consultó a diferentes especialistas y hasta se sometió a operaciones, pero el panorama se oscurecía con el paso del tiempo. "Ni siquiera tenía una vida normal. No podía caminar ni estar más de media hora de pie. Estuve hasta académicamente parada, porque el dolor me impedía incluso concentrarme para leer o estudiar", recapitula la jugadora. Pero su perseverancia y optimismo le devolvieron la esperanza de la mano del doctor Ramón Cugat, un especialista en la materia. La observó, estudió su caso y, en tres meses, la devolvió al terreno de juego. Alexander, nostálgico, demuestra su admiración por su socia: "Cualquier otra persona, yo incluido, no hubiese seguido. Ahí es cuando te das cuenta de la hermana que tenés. Cobrando lo que se cobra en fútbol femenino. Lo que le costó en tiempo, salud y dinero".


Menudo premio para la lucha de Marianela: foto con el mejor de todos.


La actualidad, en tanto, encuentra a estos dos amantes de la número 5 haciendo lo que los apasiona. Jugando a la pelota. Como cuando eran chicos. Alexander, como profesional del Leganés. Marianela, haciendo de las suyas en Valencia. Juntos, y con sus nombres instalados en la cultura del fútbol.

 


Crédito: FIFA.com

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