De un área a la otra, la Selección Sub 20 comandada por Ariel Paolorossi desplegó toda su calidad. Y el juego comenzó en las manos de Cambeses, que le dio seguridad al arco argentino y, como si fuera poco, ayudó en ofensiva. Sí, en ofensiva, porque varias contras letales se construyeron en los pies del arquero. Por todo eso, y con el agregado de una gran estadística, conseguida, lógico, con ayuda de la aguerrida defensa albiceleste: recibió 1 sólo gol en la Fase de Grupos (4 encuentros) y 4 en instancias finales (en semis, 2-1 sobre Venezuela; en la final, terminó 1-1 el duelo y el ritmo del partido llevó a un 3-1 excepcional en favor de España), el 1 de Banfield se transformó en el mejor portero del torneo. Chapeau.

 

 

Pero Argentina brilló más aún, de la mano de Lautaro Martínez, artillero top del equipo con 3 conquistas y referencia ofensiva en el área rival. La joyita de Racing encaró, gambeteó, luchó y ganó. Casi siempre. Siendo una amenaza elocuente y fruto de su potencia arrasadora, el nueve tiñó las redes y se ganó, por su participación constante en el juego argentino, el premio al jugador más valioso del campeonato. 

 

 

Es verdad, Argentina no pudo llevarse el laurel máximo, pero los juveniles demostraron estar a la altura. Hay fútbol para rato. Y de arco a arco.