“Me inicié con 14 años, en un equipo de mi ciudad donde jugaba sábados y domingos. Así hasta que a los 17 tuve la posibilidad de irme a probar a equipos de Buenos Aires”. Mariela Coronel comienza a narrar su historia. Una historia que empezó como un sueño idealista y terminó en uno hecho realidad. La Selección, Europa y, ahora, la Champions son algunos de los condimentos que esta oriunda de Santiago del Estero suma a su bolsa de recuerdos.
“En 1997 tuve la oportunidad de probarme en River. Un año después pasé por Boca y en 1999 llegué a Independiente. Éste último fue el club en el que comencé a jugar en Buenos Aires. Disfruté de esta institución durante cuatro años hasta que, por situaciones económicas, tuve que marcharme a San Lorenzo hasta el 2007, que es cuando emigro”, cuenta Mariela cómo fue su paso por los clubes argentinos, aquellos que le fueron allanando el camino para convertirse en la deportista que es hoy. Equipos que le dejaron enseñanzas, recuerdos, amigas y, sobre todo, le forjaron una identidad futbolística: “Del fútbol lo que más me gusta es competir, mejorar y disfrutar sobre el campo”.
Pero su carrera no terminaría ahí ya que, durante esos años, Mariela daría un paso importante al sellar su nombre en la Selección. “Estar tanto tiempo en la Selección me hizo mejorar muchas cosas, tanto en lo futbolístico como en la parte humana. Me sentí una persona afortunada por jugar Mundiales, Juegos Olímpicos, Sudamericanos, y, sobre todo, porque hice muchos amigos”, reflexiona esta santiagueña. Con los colores albicelestes también ganó el Sudamericano 2006 en Argentina: “En ese momento no tenía conocimiento de lo que significaría con el paso de los años ganar un Sudamericano. Hoy en día valoro mucho eso. Me sentí y me siento muy afortunada por haber representado a mi país, es una sensación inexplicable”.
El 2007 no sería un año más para Mariela. Casi sin proponérselo, su vida dio un vuelco enorme: ser marchó a jugar a España. El destino fue el artífice de que ambos mundos se encontraran porque, Si no hubiera disputado un amistoso en el País Vasco con la Selección, quizá la por entonces defensora de San Lorenzo nunca hubiese estado en la consideración de David Magaña, director técnico del Prainsa Zaragoza (hoy llamado Transportes Alcaine). Allí la santiagueña debió aprender no sólo costumbres nuevas, sino un estilo completamente diferente de juego que la fue perfeccionando.
Los años pasaron y Mariela se fue afianzando en el fútbol español. Tanto que ahora viste los colores de un grande como el Atlético de Madrid y se prepara para escribir una nueva página en su vida y en el fútbol femenino mundial: será la primera jugadora argentina en disputar la Champions League. “No me pongo a pensar si estoy escribiendo historia en el fútbol o no, disfruto día a día de lo que hago, me siento una privilegiada. Tal vez el día de mañana me ponga detenidamente a pensar que he sido la primera argentina en disputar la Champions”, cierra Mariela, mientras espera por el 7 de octubre, día en el que debutará por la Orejona femenina.