Las anécdotas datan de principios del milenio, cuando Brian Mansilla y Emmanuel Ojeda competían fervientemente con la pelota en sus pies. Uno de un curso, otro del curso rival. Como siempre, la pica entre aulas se hacía notar en el colegio República de Bolivia, ubicado en Rosario, y eran ellos los referentes en la materia fútbol, principal actividad para medir fuerzas. "Pensábamos todo el tiempo en jugar a la pelota, era eso o nada", subraya Mansilla. Y se suma Ojeda: "A veces jugábamos con una botella, con cualquier cosa, eso no era lo importante".
Ganaba uno, ganaba otro. Bromeaban y hasta recuerdan ser, ambos, "bastante indomables". "Brian se sentaba adelante de todo, pero lo hacía de caradura nomás", recuerda Emmanuel, volante de Rosario Central en la actualidad. Eso sí, cuando el instrumento preciado salía al recreo, ellos corrían detrás, y lo sabían cuidar. Si no, pregúntenle a Claudio Úbeda, entrenador de la Selección Sub 20 que tiene a ambos volantes en la mitad de la cancha. El de Central, cortando y distribuyendo; el de Racing (Mansilla), desbordando por la banda izquierda.
Hoy, los pibes cumplieron su sueño y defienden la Celeste y Blanca. Juntos. Otra vez. Si se encuentran en cancha cuando arranque el Sudamericano, mostrarán una conexión primaria.