Histórico. Ese es el adjetivo que califica a aquel título de Ferro, equipo que ganaba, de manera invicta, un merecido y recordado campeonato. Luego de perder la final de 1981 ante River, al año siguiente llegó la ansiada recompensa: la primera estrella en la historia del club.
Aquella jornada de junio, el barrio porteño de Caballito se vistió de gala para celebrar la conquista del conjunto de Carlos Timoteo Griguol. El resultado de la final fue 2-0 ante Quilmes, con tantos de Miguel Ángel Juárez y Juan Domingo Rocchia.
En total, durante ese Nacional, disputó 22 encuentros de los cuales ganó 16 y empató seis. Convirtió 50 goles y solamente le marcaron 13. Cifras que evidencian la excelente campaña realizada por un equipo conducido de manera magistral por el Viejo Maestro Timoteo. A 35 años de la conquista, el recuerdo continúa intensamente presente en la memoria de todos los hinchas.
Entrada de la histórica final que disputaron Ferro y Quilmes.
A continuación, resumimos en frases lo que significó tamaña conquista:
“En esta semana pasé varias noches sin poder dormir, pensando en todo lo que nos jugábamos en este partido. A lo mejor un hincha de Boca o de River no puede entender lo que esto significa para Ferro. Ya habíamos tenido dos oportunidades de ser campeones y esta era la definitiva, por eso, antes de salir a la cancha agarré a uno por uno de los muchachos y les dije que no podíamos fallar. Por suerte todo salió como esperábamos, ya somos campeones. Hace 17 años que estoy en el club y esta alegría es la más grande de mi vida". Gerónimo Saccardi, Cacho, histórico volante central e ídolo del club.
"Esto es la consecuencia de un plan serio y responsable. Cuando terminó el Nacional 81 pensé que íbamos a estar en el 82 otra vez peleando el título y no me equivoqué. Si mantuvimos el mismo trabajo, la misma gente y la misma dedicación, no podíamos hacer otra cosa que mejorar". Carlos Timoteo Griguol, emblemático director técnico que salió campeón en 1982 y 1984 en Ferro.
"Se caía de maduro que íbamos a ser campeones. Estábamos convencidos de eso. Nos sentíamos muy bien, con más confianza después de la experiencia del año anterior. Éramos el mejor equipo y sabíamos que no se nos podía escapar". Juan Domingo Rocchia, uno de los defensores con mayor cantidad de goles de la historia del fútbol mundial, con 101 tantos en 433 encuentros.
“¿Quién iba a soñar con esto un par de años atrás, en Kimberley de Mar del Plata. La inexperiencia no nos dejó ganar ningún título el año pasado, pero ya vieron que cuando se trabaja en serio, todo llega. ¿Si estoy demasiado callado? No... soy así, la alegría la tengo adentro, aunque no la demuestre". Roberto Mario Carlos Gómez, marcador de punta que estuvo en el club entre 1980 y 1987.
“¡Por fin se nos dio! Después de tanto trabajar, de tanto sufrir. La mía es una alegría muy especial, muy ínfima. Pensar que el año pasado mi viejo José Domingo estuvo en las dos finales y no nos pudo ver campeones. Ahora ya no lo tengo al lado mío, pero hice la promesa de llevarle a su tumba una plaqueta con el escudito de Ferro. Seguro que desde el cielo él también nos está acompañando en este momento”. Alberto José Márcico, volante surgido de las inferiores de Ferro, donde conquistó dos títulos.
"En el momento en que Nitti terminó el partido me arrodille en el césped y me puse a llorar como un chico. Pensé enseguida en mi viejo, que murió un año atrás y era hincha gana mío. Me acorde de la tarde en que me fue a buscar a la Costanera para que firmara el pase para Ferro". Gerónimo Saccardi.
"Fuimos el primer equipo en realizar un gran trabajo de presión en cualquier parte de la cancha. Y lo podíamos ejercer gracias a nuestro excelente estado físico. Ese era el motivo por el cuál nosotros teníamos tanto posesión del balón". Jorge Brandoni, volante que por aquel entonces daba sus primeros paso en Primera División.
"Al empezar este año me reuní con todos los jugadores y les dije que Ferro tenía que ser campeón en todo: en partidos ganados, en goleadores, en defensa menos vencida y por supuesto en título ... y ahora que llegó el final siento que no me defraudaron. ¿Nuestras razones? Orden, respeto y disciplina. Y una institución que nos brindó un apoyo emocionante”. Carlos Timoteo Griguol.