Con una gambeta improbable.
Con un gol lleno de amor.
Con el desgaste en la piel.
Con un grito orgulloso.
Con una atajada mesiánica.
Con el alma en la cancha.
O bien, con la voz de mando en un equipo.
Ellos también enseñan. Porque son un EQUIPO. En el día a día y con cada entrenamiento, ejercen la docencia para los más jóvenes. Ésa misma, claro, en la que trabajan de sol a sol los maestros de Argentina. La Selección que brinda las herramientas necesarias para luchar a través de la educación.
Hoy, en su día, nuestro homenaje va para ustedes...