Potrero, barrio y gambeta. Durante toda su carrera, José Luis Sánchez se caracterizó por su habilidad para jugar al fútbol, para jugar a la pelota. Idolatrado por los hinchas de Banfield y Laferrere, es un jugador entrañable de nuestra historia.

Le decían Garrafa, apodo que heredó de su papa, quien trabajaba de vender dichos envases de gas. Su carrera la comenzó en Laferrere, club del que era hincha y estuvo, durante su primera etapa, desde 1993 hasta 1997.

Tras un paso por El Porvenir y Bella Vista (Uruguay), llegó a Banfield, su otra casa. Allí, con la diez en la espalda, se ganó el cariño de todos sus hinchas. En 2001 consiguió el ascenso a Primera División y, en 2005, alcanzó los cuartos de final de la Copa Libertadores. Luego de cinco temporadas, retornó a Laferrere, donde jugó hasta el día de su fallecimiento.

Su último adiós fue en el estadio de Laferrere, acompañado por una gran cantidad de hinchas.

Tras su partida, tanto en Banfield como en Laferrere se hicieron diversos homenajes a su persona, a su leyenda. Murales, placas y cánticos. En 2012, en el estadio Florencio Sola, se estrenó una película acerca de su vida.

José Luis Sánchez. Garrafa. Eterno, con la diez en la espalda y siempre de verde y blanco.