01/10/2015

La escuela suiza

Historia nacida en un club de baby fútbol de Valentín Alsina, allá por la zona Sur del Gran Buenos Aires. Cuna de sueños para miles de chicos. Deporte base y formador de joyas y, cómo no, de otros tantos talentos perdidos por el país. Pocos gozan de esa suerte iluminada. Menos aún son los que triunfan en el exterior, pero ahondar en eso implicaría adelantar muchos años en la epopeya a tratar. ¿De quién hablamos? De José Luis Mamone, aquel niño que se inició sobre el humilde cemento y saltó con tan sólo siete años al lujoso césped de San Lorenzo. Fue su papá quien lo llevó directamente a las inferiores del club en el que trabajaba (y trabaja) como utilero, porque sus condiciones lo ameritaban.

De hecho, la estadía de Mamone en el azulgrana caminó 14 años de la mano de un desarrollo inobjetable en sus capacidades defensivas. Sí, forjó una fiereza envidiable que lo instaló en el Ciclón superando etapas y escalando hasta la Reserva, donde entrenó tres años acompañando a la Primera, hasta que una lesión lo retrasó en su carrera hacia la cima...

La conocida y molesta pubalgia lo atacó y no lo dejó dar el último salto de calidad. Por ello, la recuperación le demandó meses que, al volver, lo relegaron de su jerarquía conquistada con el selectivo y, para no atrasar su llegada a la elite, José decidió mudarse a Mar del Plata. El aire costero recibía una aventura que, sin saberlo en ese momento, más tarde cruzaría el mar para llegar a Europa. Pero primero, claro, se desempeñó en Banfield de Mar del Plata durante dos torneos y luego, al fin, recibió la gran oferta. "Adrián Pulera, representante y amigo, me llevó al FC Luzerna, de Suiza", recuerda Mamone.

En la institución emplazada entre lagos y Alpes (paisaje de ensueño, por cierto), el central pasó una buena época, aunque el clímax de su carrera le llegaría, ya costumbrista europeo, en el FC Wholen. Allí jugó seis años, siendo el primero de ellos campeón de Segunda División y avanzando hasta la máxima categoría helvética. Tal progreso estuvo combinado con una mutación en su rol, ya que pasó de custodiar el área a jugar de cinco (mediocampista central) "a lo Mascherano, corriendo muchísimo y tratando de dar juego desde abajo, porque estaba en mi mejor época física". Y hasta llegó a disputar la final de la Copa de Suiza frente al poderoso Basel donde militaba Franco Costanzo.

Época, entonces, de madurez que vino acompañada de experiencia. Sabiduría, pues, trasladada para los más chicos. Los mismos que José Luis decidía ayudar en el club donde estuviese (porque luego pasó por el Fc Muri y Fc Schötz) por sentirse "reflejado en ellos". Viva imagen que presentaba una realidad similar a la de este soñador argentino en sus primeros pasos sobre el suelo del Viejo Continente. "Al día de hoy, todavía sigo dando una mano y aconsejando a los pibes que juegan en inferiores. Les traduzco, a los argentinos que viajan a Suiza, y trato de transmitirles mis vivencias", explaya el futbolista.

Ése mismo futbolista que, compañero y talentoso, armó las valijas por última vez para residir en Canton Aargau, uno de los 26 estados de Suiza. Allí, el FC Zofingen lo esperaba con las puertas abiertas. Y hoy lo tiene como un referente. Transformación final para "dejar el fútbol profesional". Es que, actualmente, Mamone aclara que "trabajo por la mañana y entreno por la noche". Su equipo, en tanto, funciona en la Swiss 1. Liga, lo que sería equivalente a la Tercera División. Amateur pero dura. Como su día a día. Como siempre lo fue, en realidad, por haber dejado sus raíces, aunque sin olvidarlas, claro: "Suiza me enseñó a crecer como persona, a respetar a los demás y aprender idiomas, pero obviamente que de Argentina tengo recuerdos imborrables". Y, por supuesto, el fútbol es uno de ellos: "Acá están todos los materiales y se trabaja muchísimo, sin respiro. No hay privilegios para nadie y hay que estar al cien por ciento en lo que uno hace. Pero allá, en nuestro país, el fútbol se vive con mucha más pasión y la técnica individual abunda. El talento argentino, la picardía, los códigos de potrero, son recursos únicos".

Definiciones concretas; ideas lúcidas. Así es José Luis Mamone. Transparente y luchador. Hombre del mundo y agradecido a la Suiza que le dio semejante oportunidad. Ésa que pocos tienen. Ésa que todos quieren. Ésa que aprovechó, aunque sin dejar de lado el mate y la bandera. La celeste y blanca.

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