Un país lo pedía. Un país lo necesitaba. Sobre todo, tras el golpe tremendo que generó el tanto de Romario Ibarra antes del minuto de juego. Ecuador derrotaba a Argentina 1-0 y el nerviosismo reinaba en el campo de juego. Sin embargo, 10 minutos después, apareció Lionel Messi: pared con Di María y definición a un toque para poner el 1-1 parcial.
Con el encuentro empatado, la Selección comenzó a posicionarse mejor. Y a los 20' minutos llegó otra vez la zurda del 10: fue de adentro hacia afuera y la clavó contra el palo derecho del arquero para decretar el 2-1 antes del entretiempo.
Pero eso no era todo lo que Lionel tenía para dar. Aún había más. Porque no le alcanzó con llegar a los 60 goles con la camiseta celeste y blanca. El Olímpico de Atahualpa fue testigo de una obra más: recibió cerca del área, otra vez se abrió buscando un espacio y, mientras se trastabillaba, definió con cara interna por encima del arquero para sentenciar el 3-1 final que le dio a Argentina la clasificación al Mundial de Rusia 2018.