Después de lo que fue el grato reencuentro con la casaca del Barcelona en el trofeo Joan Gamper, con un lindo gol y unos cuantos destellos en el 3-0 a la Roma, Lionel Messi comenzó oficialmente la temporada ante el Sevilla de Ever Banega, por la Supercopa de Europa disputada en Tbilisi, capital de Georgia. Y lo hizo con otro título, el número 26 de su carrera, siendo MVP de otra final y desplegando una de las cualidades en las que más progresó en los últimos tiempos: la pegada en pelota parada.
Así fue que a los 7 y 16 minutos de la primera parte, con dos tiros por encima de la barrera en la puerta del área, batió al arquero Beto, que voló para la foto. Antes, Ever también había anotado de tiro libre, para poner al conjunto sevillista arriba en el marcador. En su partido número 103 en competencias internacionales con el club catalán, el capitán de la Selección logró su gol 80 para igualar a Cristiano Ronaldo como el máximo anotador en todas las competiciones europeas.
Con su doblete, Messi dio vuelta el resultado y puso al frente al Barcelona, que amplió la diferencia con tantos de Rafinha y Suárez. Pero el equipo de Banega no bajó los brazos y puso tablas en el resultados gracias a Reyes, Gameiro y Konoplyanka. La final, entonces, se definió en tiempo suplementario y allí pesó otra vez la pegada de Lionel, que hizo lucir a Beto y Pedro puso el 5-4 definitivo. De tal modo, el Barsa quedó como el club con más laureles internacionales, con 21, por encima de Real Madrid, Milan y Al-Ahly.
En el inicio del tiempo suplementario, Javier Mascherano fue reemplazado a los tres minutos.