Diego Molina: “Las crisis generan oportunidades y hay que saber aprovecharlas”

Publicado: 25/05/2020

En la continuidad de las entrevistas planteadas por el sitio oficial de AFA,  quien tiene la palabra en esta ocasión es Diego Molina, árbitro clase cuatro que dirige en las categorías juveniles y también se desempeña como asistente de Primera B.

 

-¿Llegaste a arbitrar algún partido este año?

Lamentablemente, no. El fin de semana que comenzaba el torneo de Juveniles A llovió mucho y se suspendieron los encuentros que tenía designados. A la semana siguiente, ya estaba dictada la cuarentena obligatoria y, como muchos de mis compañeros, no llegamos a dirigir ningún partido.

 

-¿Cómo se desarrollaba un día en tu profesión, cuando te tocaba dirigir juveniles?

Era una jornada larga pero satisfactoria. Me despertaba no después de las 6 de la mañana para emprender viaje a alguna cancha o predio, donde el primer partido arrancaba a las 9 o 10. En juveniles dirigimos una tira de tres partidos, es decir cuarta, quinta y sexta categoría o, las más pequeñas, séptima, octava y novena. Nos turnamos con mis compañeros de terna y uno dirige un partido y, en los otros dos encuentros, actuamos como asistente. Difícilmente llegaba a casa antes de las 18 o 19. Así todos los fines de semana. Si algo bueno rescato de este confinamiento, es que estoy aprovechando al máximo el tiempo con mi familia.

 

 

-¿Qué extrañas?

El ritual. El día anterior. Preparar el bolso en el cual van los banderines, tarjetas, silbato, vestimenta arbitral, botines. Repasar una o dos veces que no me falte nada. Extraño esas ganas de saber que al día siguiente iba a estar dirigiendo. Creo que a todos los árbitros nos pasa igual, sabemos que esto, más allá de ser una profesión, es una pasión.

 

Diego, además de arbitrar los fines de semana, tiene su propio emprendimiento de regalos personalizados que, al igual que muchos argentinos, se vio afectado con la cuarentena: “La verdad fue un poco complicado, nos habían quedado trabajos por entregar y cobrar, pero de a poco nos vamos recuperando de ese tiempo de impasse”.

 

 

-¿Ya pudiste volver a vender tus productos?

A comienzos de mayo pude retomar la actividad de forma parcial, ya que muchos proveedores aún siguen sin abrir. Lo bueno es que al armar los productos parte en mi casa, y otra en un taller compartido, no dependo de otro lugar o persona para la confección. Junto con mi esposa hacemos todo. Creo que la clave de esta cuarentena fue aprovechar lo que nos ofrece la tecnología para salir adelante. Si bien es una frase trillada, las crisis generan oportunidades que hay que saber aprovecharlas.

 

-¿Cómo continúas ejercitándote?

Las primeras semanas, sinceramente, hacía lo que podía. Vivo en un departamento chico, más las máquinas que utilizo para trabajar y el espacio destinado para que juegue mi hija, se me complicaba realizar los ejercicios aeróbicos. Pero por suerte pude arreglar con el consorcio y entreno en la terraza, un espacio al que nadie concurre. Pero igual extremo la limpieza previo y posterior a la actividad. Aprovechamos esto para que nuestra hija tome un poco de aire ya que al tener casi un año y medio no sale a la calle.

 

 

-¿Se te dificulta el entrenamiento aislado?

La verdad que no. Ya hace un tiempo los profesores de AFA vienen dictando los entrenamientos mediante la plataforma zoom y sinceramente me resulta súper cómodo. Para mí fue de suma utilidad que estén guiándome con los ejercicios. Es una forma de no sentirme sólo. Además, el entrenamiento no es sólo físico, también tenemos capacitaciones virtuales sobre reglas de juego y actualizaciones de las mismas que nos brindan la Dirección de Formación Arbitral.

 

-¿Cómo te iniciaste en el arbitraje?

En 2004, al año siguiente que terminé la secundaria, un amigo de mi papá que dirigía en una liga amateur me invitó. La verdad nunca había escuchado sobre el arbitraje, me metí por curiosidad que pasó a ser una pasión con el paso del tiempo. Tras un año de dirigir en esa liga, encontré en la sección deportiva de un diario que invitaban a inscribirse en el instituto arbitral de AFA. Luego de dos años de carrera, cuando se abrió el ingreso a nuevos aspirantes en la Asociación del Fútbol Argentino, en 2008, entré.

 

-¿Alguna vez quisiste ser futbolista?

Nunca tuve esa opción entre mis prioridades, si bien jugué de forma amateur. Pero siempre fui un amante del fútbol, desde chico que iba a ver a un equipo del ascenso cerca de mi casa. Todos tienen preferencia por la primera pero el atractivo siempre lo encontré en categorías menores.

 

-¿Árbitro o asistente?

La respuesta obvia sería árbitro, pero el asistente cobró un mayor protagonismo en este último tiempo dado que gracias a su participación se resuelven muchas situaciones de juego que, sin su ayuda, no se podría resolver. La clave de esto es trabajar en equipo con el mayor acierto posible y planificar la estrategia dentro del campo. Desde mi lugar, trabajo fuertemente para llegar a mi meta profesional: la máxima categoría del fútbol argentino.

 

 

-¿Un deseo?

Que el fútbol nos vuelva a unir. Futbolistas y árbitros en una cancha, simpatizantes en los estadios, familias y amigos alentando por el color de sus amores. Un país entero gritando el gol de la superación tras esta pandemia. Ojalá que todo esto pase pronto, con el menor daño posible.