22/07/2015

Con el buzo de goleador

La imagen está latente. Ha sido, junto a la rabona de Jonathan Calleri en el triunfo de Boca sobre Quilmes, una de las postales del fin de semana. Se trata del gol de Rodrigo Lugo, arquero de Tristán Suárez que estampó el 1 a 1 frente a Deportivo Riestra sobre el cierre del duelo por la fecha 25 de la Primera B. Pero claro que hubo un proceso para llegar al grito sagrado, y tuvo al 1 como protagonista de una carrera interminable hasta el área rival que, acto seguido, se transformó en una carrera interminable hasta... ningún lado en especial. Es que la alegría desbordó a todo el pueblo lechero tras la palomita de Lugo.


Y este suceso no ocurría desde hace años. Habría que hacer un viaje en el tiempo para recordar otros gritos de arqueros cuya vía no sea directamente la del penal. Recorrido, entonces, a lo largo de cuatro años que enaltecieron el trabajo de algunos arqueros. Pero no por tapar alguna pelota imposible, más bien por marcar goles que dejaron boquiabierto a todo el pueblo futbolero.

Arrancamos con el paso del legendario Cristian Lucchetti por Banfield. Sus pies, dos taladros que se acostumbraron a romper redes. Basta con recordar el penal que el atajador le convirtió, rebote mediante, en el 4-0 de su equipo sobre Arsenal el Apertura 2007 (25-08-2007).


 

Pero su historia vinculada al gol continuó (y sigue, claro) un mes más tarde (07-09-2007). Mismo torneo, con Rosario Central enfrente: Lucchetti anotó el 3-2 para Banfield y selló la victoria. ¿Cómo fue? Nuevamente desde los doce pasos y tras el rebote de su par rival. En este caso, el Laucha aprovechó la segunda oportunidad para definir con sutileza.

 

 

Subidos a este tren de recuerdos, viajamos hasta el 6 de abril de 2008, y destacaremos la tarea de Emanuel Trípodi jugando para la CAI. He aquí un hito en la historia de nuestro fútbol. Sí, no es para menos, porque la agónica victoria del conjunto oriundo de Comodoro Rivadavia sobre Atlético de Rafaela estuvo en las manos, y en los pies, de su guardameta. Corrían 45 minutos del complemento y ninguno se sacaba ventajas, hasta que llegó Trípodi: bombazo desde su propia área que terminó clavado, con pique intermediario, en el ángulo del arco rival. Increíble. Mejor mirarlo...

 

 

Seis meses más tarde, aparecería Lucchetti en escena para completar su triplete en este avistaje al mundo de los arqueros artilleros. Verdugo de San Martín de Tucumán, en este caso, y continuando con su militancia en Banfield, el portero albiverde marcó el único tanto del encuentro disputado el 3 de octubre de 2008.

Ahora adelantamos el calendario un año y cinco meses hacia adelante. Parados en el 20 de marzo de 2010 y en la cancha de la CAI, club protagonista del rubro junto al Taladro, observamos a Darío Capogrosso gritando tras un zurdazo de tiro libre que recorrió unos 60 metros para colarse en la red de Gimnasia de Jujuy y establecer el 1 a 1...

 

 

Pero no se vayan, porque nos queda un último gol firmado por los guantes de Enrique Bologna, de Unión. ¿Quién lo sufrió? Racing. ¿Cuándo? El 18 de septiembre de 2011, por el Torneo Apertura. ¿Resultado? Un tanto para cada lado. El del Tatengue, con una carrera interminable incluida, tras patear un penal y buscar el rebote. Todo obra del arquero, claro.

 

 

Y este es el fin del trayecto. Ése que demuestra que algunos custodios de los tres palos tienen el arco rival entre ceja y ceja. Ése que demuestra que algunos de ellos agrandan la sagrada línea. Ése que demuestra que algunos, como Lugo, se calzan el buzo de goleador.

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