La primera estrella de campeón: 3-1 a Holanda de la mano de un legendario Mario Alberto Kempes

En la final del Mundial de 1978, Argentina superó a Holanda en tiempo suplementario y obtuvo el título ante su público.
Publicado: 02/07/2020

Desde que asumió en 1974 como entrenador de la Selección, César Luis Menotti siempre pregonó el fútbol asociado, de pelota al piso y la constante búsqueda del arco rival. En 1978, con estas premisas como bandera, Argentina se hizo fuerte de local y consiguió su primer Mundial. El Matador Kempes se convirtió en leyenda a partir de sus goles, Daniel Passarella en ‘El Gran Capitán' y, con sus espectaculares atajadas, el Pato Fillol en uno de los mejores arqueros de la historia de nuestro fútbol.

El domingo 25 de junio de 1978 el mundo se paralizó para seguir las alternativas de la final del Mundial. El escenario fue un estadio Monumental repleto. Argentina se medía ante Holanda, subcampeona del certamen cuatro años antes, y sin dudas una de las selecciones más poderosas de la época. Inmersos en una eterna lluvia de papelitos, el equipo dirigido por César Luis Menotti salió a la cancha en búsqueda de la primera estrella mundial.

El primer grito de gol llegó a los 38 minutos, cuando Kempes, tras una jugada asociada, quedó mano a mano ante el arquero Jan Jongbloed y definió de zurda cayéndose. La euforia de los hinchas argentinos se desató en el Monumental y retumbó en todo el país. Sin embargo, a poco del final, Dick Nanninga igualó el encuentro para la sorpresa de todos los presentes, por lo que se tuvieron que jugar 30 minutos adicionales.

En el tiempo adicional, Argentina hizo valer su localía y, a fuerza de empuje y buen juego, logró pasar al frente. En primer lugar apareció nuevamente Kempes, quien con seis tantos finalizó como máximo goleador del certamen. Tras una jugada colectiva con Bertoni, y pura velocidad para dejar a dos rivales en el camino, definió ante la salida del arquero, que achicó bien y evitó el tanto. Ahí, con la pelota boyando en el área chica, el Matador la empujó con la suela para conseguir el histórico tanto. A poco del cierre, nuevamente se asociaron los mismos jugadores, pero esta vez con roles invertidos: tras un arranque de Kempes, fue Bertoni quien definió para decretar con un derechazo el 3-1 final.

Tras el pitazo del juez, miles de hinchas argentinos celebraron la conquista y vitorearon a los jugadores. Cuando el capitán Passarella levantó la Copa del Mundo, el objetivo estaba cumplido: Argentina había conseguido el tan ansiado título.

Contexto

Siempre le faltó algo a Argentina para consagrarse en una Copa del Mundo a lo largo de la historia. Tras quedarse muy cerca en la primera edición, donde perdió ante Uruguay la final en 1930, la Selección nunca más llegó a instancias decisivas. Para colmo, en 1942 y 1946, época donde el conjunto nacional ganó distintas ediciones de la Copa América y era sin dudas uno de los equipos más importantes a nivel sudamericano, no se disputaron los mundiales debido a la Segunda Guerra Mundial. A partir de allí, quedó la famosa sensación de sentirnos los “campeones morales”, por creernos estar entre los mejores pero no poder demostrarlo en la cancha. Finalmente en 1978 el equipo estuvo a la altura. Con la presión de ser local, no decepcionó a su público: con un gran nivel de juego y mucha fortaleza anímica para poder dar vueltas situaciones adversas, se bordó en la camiseta por primera vez la estrella de campeón.