El rol de la mujer sigue creciendo a pasos agigantados dentro del fútbol y, sobre todo, en nuestro país. Hoy, la Asociación del Fútbol Argentino disfruta de una liga profesional femenina y, en en el fútbol masculino, fue incorporando cada vez más árbitras. Ahora, este desarrollo se vio reflejado a nivel continental a través de un hecho histórico: Daiana Milone y Mariana De Almeida fueron las primeras asistentas en la historia de la Copa Libertadores de América.
Por una cuestión horaria, la primera en dejar su huella fue De Almeida, quien estuvo cumpliendo su labor en campo de juego en el encuentro donde Nacional le ganó a Racing por 1 a 0 en Avellaneda.
Tras recibirse de periodista deportiva en 2003, al siguiente año Mariana decidió anotarse en el curso de árbitro con la idea de aprender más a fondo el reglamento para contar con más herramientas a la hora de dar una opinión.
Luego fue el turno de Milone en el partido de Defensa y Justicia, que se impuso 3-0 ante Delfín en Varela. Daiana nació en Lanús con la pasión del fútbol incorporada. Desde chica comenzó a jugar en un equipo de su barrio y, a los 16 años, empezó a seguir los pasos de Juan, su papá, ya que en aquel entonces era asistente en Primera División. Se inscribió en un curso de arbitraje y le gustó tanto que tuvo que cambiarse de colegio para poder estudiar a la mañana e ir al curso por la tarde.
A los 18 años, Daiana ya ingresó a la Asociación del Fútbol Argentino con su título en mano. Con mucho esfuerzo y constancia, bajó de peso para poder pasar la exigente prueba física y así empezar a romper aquellos parámetros de un fútbol exclusivo para hombres, que fue cambiando con el correr de los años.
Fue cambiando las miradas de sorpresa por aprobación. Dejando atrás los prejuicios y mostrando capacidad. Fue árbitra asistente internacional en varios países del mundo, en diferentes torneos juveniles, y fue elegida para estar presente en muchas finales de dichos torneos.
Daiana ama jugar al fútbol pero es responsable y se cuida. Muchas veces extraña estar con la pelota en el pie pero sabe que su físico y su trabajo es lo primero. Por eso sigue perfeccionándose: estudia inglés para poder estar a la altura de competencias internacionales. Y, en paralelo, también realiza el profesorado de educación física.
Daiana nació en Lanús con la pasión del fútbol incorporada. Desde chica comenzó a jugar en un equipo de su barrio y, a los 16 años, empezó a seguir los pasos de Juan, su papá, ya que en aquel entonces era asistente en Primera División. Se inscribió en un curso de arbitraje y le gustó tanto que tuvo que cambiarse de colegio para poder estudiar a la mañana e ir al curso por la tarde.
A los 18 años, Daiana ya ingresó a la Asociación del Fútbol Argentino con su título en mano. Con mucho esfuerzo y constancia, bajó de peso para poder pasar la exigente prueba física y así empezar a romper aquellos parámetros de un fútbol exclusivo para hombres, que fue cambiando con el correr de los años.
Fue cambiando las miradas de sorpresa por aprobación. Dejando atrás los prejuicios y mostrando capacidad. Fue árbitra asistente internacional en varios países del mundo, en diferentes torneos juveniles, y fue elegida para estar presente en muchas finales de dichos torneos.
Ama jugar al fútbol pero es responsable y se cuida. Muchas veces extraña estar con la pelota en el pie pero sabe que su físico y su trabajo es lo primero. Por eso sigue perfeccionándose: estudia inglés para poder estar a la altura de competencias internacionales. Y, en paralelo, también realiza el profesorado de educación física.
Ambas se esforzaron mucho y ya quedaron en la historia. Sin embargo ninguna se conforma con todo lo que han logrado y seguirán trabajando de la misma forma para seguir creciendo y representando de la mejor manera a nuestro país.