El día que rugieron los “Tigres de Malasia”: Argentina venció 2-1 a Uruguay para conquistar su tercer Mundial Sub 20

Una camada con talento de exportación brilló durante la Copa del Mundo para apoderarse de la gloria, contando con el apoyo intelectual del estudioso José Pekerman.
Publicado: 06/07/2020

A base de goles, gambetas, asistencias deslumbrantes y un esquema ofensivo abrazado por la  sabiduría característica de Pekerman, la Selección Sub 20 de Argentina sustentó el valor del proyecto iniciado bajo su tutela en 1994 alcanzando nuevamente, como en Qatar 1995, la cima del fútbol juvenil.

El talento innato de Juan Román Riquelme, la magia de Pablo Aimar, el olfato artillero de Bernardo Romeo, la calidad defensiva de Walter Samuel, la versatilidad de Diego Placente y la complicidad entre todos los actores del equipo permitieron que la Albiceleste llegara a la final en Malasia ’97 tras convertir 13 goles, habiendo ganado en cinco de los seis cotejos disputados hasta el momento y deleitando a propios y extraños con su precisión táctica. Tras dejar en el camino de la etapa de eliminación directa a Inglaterra (2-1, en Octavos), a Brasil (2-0, en Cuartos) y a la sorpresiva Irlanda (1-0, en Semifinales), la exquisita camada nacional debió afrontar el último peldaño hacia la corona enfrentando a la poderosa Uruguay de Nicolás Olivera y compañía. Y el partido comenzó con el pie izquierdo, porque al transcurrir el primer cuarto de hora fue justamente la zurda de Pablo García la que, mediante un potente tiro libre que no pudo contener Leonardo Franco y se coló en el ángulo, puso en ventaja a la Celeste. Pero el eterno Esteban Cambiasso facturó a los 26 minutos para establecer la paridad, a través de un testazo posterior a un centro minucioso de Riquelme. En el epílogo de un primer tiempo frenético y reñido, Diego Quintana encontró en el área una pelota dirigida por Lionel Scaloni, de incansable despliegue, y marcó el 2 a 1, sin saber que esa postal de cariño con Romeo y con la dupla Pekerman-Tocalli de fondo sería la que selle un nuevo triunfo ecuménico para la Sub 20 albiceleste.

En los libros de memorias juveniles aún brillan los festejos en círculo del elegante cuerpo técnico argentino ante los 62.000 espectadores que acudieron al estadio Shah Alam, en Kuala Lumpur. Aún emocionan las lágrimas alegres de una camada que conquistó el primer certamen con 24 equipos e igualó a su eterno rival, Brasil, en el palmarés mundialista… Aunque, claro, años más tarde lo superaría. Cinco de esos aguerridos y admirables jugadores se convirtieron en hombres y hoy forman parte de la estructura de las Selecciones Nacionales, en el renacer de un proceso formativo que va desde las categorías menores hasta la Mayor. Desde 1997 resuena el rugido de “Los Tigres de Malasia”.


CONTEXTO

“Los tigres de la Malasia”, titularon varios diarios de la época, eligiendo esa frase de cabecera para enaltecer la feroz gesta del equipo nacional, que por segunda vez consecutiva se alzaba con la Copa del Mundo de la mano de José Pekerman. Aquella icónica expresión de la prensa fue formulada como un guiño a las famosas novelas de aventuras escritas por el periodista y literato italiano Emilio Salgari, quien dio vida a Sandokán para relatar sus experiencias en obras como “Los tigres de Mompracem”, inicialmente llamada “La tigre della Malesia”.

Volviendo al mundo de la pelota, recordada será la camada que trajo a la memoria un juego novelesco que sustentó su valía, también, años más tarde, con la mayoría de esos juveniles Sub 20 encumbrando la camiseta de la Selección Mayor. Cautivado por tanto talento, el legendario entrenador manifestó tiempo después de la consagración: “Aquel equipo me daba la sensación de ser imbatible, lo vi crecer muy rápido”. Y su percepción no falló, ya que Argentina se despachó durante aquel Mundial del ’97 de potencias como Inglaterra, a la que venció 2 a 1 en Octavos, de Brasil en Cuartos, con un 2 a 0 en el que Lionel Scaloni protagonizó un recordado golazo haciendo valer su potencia, venció a la dura Irlanda en Semifinales con tanto del persistente Bernardo Romeo y triunfó en la final ante Uruguay, pero esa historia es conocida…