En estos tiempos de cuarentena, en el que muchas personas se entretienen con diferentes historias, él no protagoniza ninguna serie española ni producción yanqui. Sin embargo, tiene su propio documental (“TITÁN”), lleno de emociones y alegrías, aunque también posee “tropiezos y frustaciones”, según le asegura el propio Martín Palermo a la web oficial de la AFA. Un goleador que no solo fue hombre récord en el fútbol argentino, sino que también le regaló momentos inolvidables a la Selección.
-¿Sos de sentarte a ver partidos tuyos ahora que hay que quedarse en casa?
-Estuve mirando un poco de todo. Desde que se dispuso la cuarentena, no me moví de mi hogar, junto con mi señora y mi hijo más chico de cuatro años. Uno va a buscando cosas para hacer, pero no soy de ver partidos completos en los que yo haya jugado. Sí veo muchos compactos, o ránkings que arman con mis goles.
-Si tuvieses que armar un especial con tus propios goles, ¿cuál pondrías en el primer puesto de los que convertiste con la Selección Argentina?
-Para mí, el gol a Grecia es el más importante porque lo hice en un Mundial y a mis 36 años. Estuvieron ahí mis papás, mi señora, mi hijo más grande, amigos. Y ellos se emocionaron tanto como yo. Por eso, esos minutos que jugué en aquel partido fueron muy especiales. Más allá de todo lo que viví como jugador, usar la camiseta de la Selección siempre es algo único.
-Justamente, dentro de tu extensa trayectoria, ¿qué lugar ocupa el Mundial 2010?
-Sin dudas, Sudáfrica ocupa un lugar dentro de los más importantes en mi carrera. Si hubiese experimentado más mundiales de joven, por ahí la evaluación sería diferente. Pero que Diego (Maradona) me haya llevado a esa edad a vivir la experiencia de un Mundial desde adentro, fue increíble. Además también teníamos a Messi en el plantel, por lo que la esperanza era muy grande. La gente creía que íbamos a llegar mucho más lejos, y nosotros también. Por eso la eliminación fue dolorosa.
-Mencionás a Diego y a Lionel, con quienes llegaste a compartir cancha. Además de ellos, ¿con que otras figuras disfrutaste jugar en la Selección?
-La admiración por ellos es total, son extremadamente talentosos y sorprenden en cada cosa que hacen con la pelota. Después, durante el ciclo de Bielsa en el 99, había grandes jugadores como el “Cholo” Simeone, Roberto Ayala, el Mono Burgos, Sorín, el “Kily” González. Y también tuve el gusto de compartir convocatorias con muchos compañeros de Boca que estaban en gran nivel como Román (Riquelme), Guillermo (Barros Schelotto), Samuel, el “Negro” Ibarra.
-¿La Copa América de ese año te dejó un sabor amargo pese a haber hecho varios goles?
-Habíamos arrancado ganándole a Ecuador con dos tantos míos y para mí era increíble ver que me comparaban con delanteros de otros equipos como Ronaldo, Iván Zamorano, Salas. Después llegó esa noche fatídica en la que erré tres penales (en la derrota 0-3 ante Colombia) y sentí que todo se había echado a perder. Tuve que esperar muchos años para cambiar mi imagen en la Selección.
-¿El partido ante Perú fue la mejor escena que le dejaste a la Albiceleste?
-Fue muy especial por el contexto: la lluvia, el viento, la cancha se estaba inundando, necesitábamos ganar para seguir con vida en las Eliminatorias y el gol de Perú a los 44 minutos del segundo tiempo fue terrible. Yo entré en el segundo tiempo y casi tuve que salir por una patada en la cara. Me pusieron un algodón en la nariz por la sangre que me salía y no podía respirar. Pero finalmente el partido con Perú fue un guión de película. Mi gol agónico, el festejo de Diego y mi emoción bajo el diluvio. Realmente fue de película.
-¿Te quedó alguna meta por cumplir como futbolista?
-La verdad que no. Quizá me hubiese gustado haber podido jugar más durante mi paso por Europa. Pero más allá de eso, todo lo que conseguí en el fútbol me parece más que suficiente. Pienso que tuve una carrera con momentos especiales, exitosos, tristes, con frustraciones. Pero el fútbol me dio todo.
-¿Te costó dejar atrás al Palermo jugador al convertirte en entrenador?
-Sí, sobre todo en mi primera etapa como técnico. Pero el haber seguido mi carrera en México y en Chile me ayudó a despegarme un poco de mi imagen como futbolista. Cuando dirigía en Argentina, por ahí se esperaba rápidamente que obtuviera los mismos resultados positivos que cuando jugaba, la vara estaba muy alta y yo mismo me auto-exigía por demás. La experiencia en el exterior me hizo darme cuenta de que ser entrenador es otra cosa muy diferente a ser futbolista. Esto recién empieza.
-¿Sos de hablar con otros entrenadores para intercambiar ideas?
-Hablamos mucho con Guille (Barros Schelotto), el otro día tuve la posibilidad de charlar con Diego Dabove, también con Lucas Pusineri. Hoy en día, más que nada tenemos como tema central la situación compleja en la que están los equipos a raíz de la pandemia. También tuve la oportunidad de dialogar en su momento con el “Cholo” Simeone y con “Rafa” Benítez. Eso ayuda a un mayor conocimiento, es bueno para reforzar conceptos.
-¿Cuál es la meta máxima que te gustaría alcanzar como DT?
-Obviamente que ser entrenador de la Selección Argentina sería un sueño o una ilusión extrema. No es fácil llegar ahí, pero en el fútbol las cosas pueden darse. Hoy en día le dieron la posibilidad a Scaloni, que está haciendo las cosas muy bien a raíz de mucho trabajo. Eso da la pauta que uno puede tener la chance si realiza las cosas correctamente. Es un sueño que a lo largo de mi carrera se verá si me da para llegar a cumplirlo o no.
-Entonces, ¿te gusta la actualidad de la Selección?
-Sí, creo que Scaloni ha hecho cambios importantes con la nueva generación que va entrando en el seleccionado, complementándose con algunos jugadores de ciclos anteriores. Y eso le está dando buenos resultados.