Lejos de cualquier discusión, Fillol se ubica en el podio de los mejores arqueros argentinos de la historia. Líder, de excelentes reflejos y grandes rendimientos en momentos importantes, con el correr de los años se transformó en un referente en su puesto, coronando su carrera con el Mundial de 1978 defendiendo los colores de la Selección Argentina.
Tras comenzar su carrera en Quilmes, donde debutó el 1° de mayo de 1969 y estuvo durante tres años, pasó a Racing. En Avellaneda realizó un brillante torneo y quedó en la memoria de todos los hinchas por atajar seis penales durante una misma campaña. En 1973 lo compró River y, con la llegada de Ángel Labruna como director técnico, se consagró campeón del recordado Metropolitano 1975 (también ganó el siguiente Nacional y el Metropolitano de 1977).
Sus sólidas actuaciones fecha tras fecha en el Fútbol Argentino le permitieron tener una chance en la Selección Argentina. Su debut lo hizo en la Copa del Mundo de 1974, ante Alemania Democrática. Cuatro años más tarde alcanzó la gloria eterna al ganar el Mundial con la Selección. Allí, con espectaculares atajadas en momentos claves, se convirtió en una de las grandes figuras de aquel histórico equipo. En total, disputó 58 encuentros con el conjunto nacional.
A nivel clubes, continuó su carrera en Argentinos Juniors, Flamengo (Brasil), Atlético de Madrid (España) y Racing Club, donde ganó la Supercopa de 1988. Al siguiente año llegó a Vélez Sársfield, club donde se retiró. En su último partido oficial, jugando para el equipo de Liniers, tuvo una actuación espectacular y, a pesar de haberle atajado un penal a Rubén Da Silva e impedir que River salga campeón, se fue aplaudido por todo el estadio, en una clara muestra de lo que significó para todos los hinchas del Fútbol Argentino.
A 70 años de su nacimiento, desde aquie nuestro saludo y eterna gratitud para el gran Ubaldo Matildo Fillol. El Pato. Un arquero. Una leyenda.