Eliminatorias 2010: la noche que Palermo calmó la tormenta

Bajo un tremendo diluvio, el delantero marcó el gol agónico del triunfo 2-1 ante Perú, que le dio a la Argentina una última chance para clasificar al Mundial de Sudáfrica.
Publicado: 29/06/2020

Diego surfeaba en un césped inundado, que aguantó hasta el final como pudo. Se tiró de pecho con los brazos abiertos y la boca llena de felicidad. Llena de gol. Había ocurrido el milagro futbolero, ese que la Selección necesitaba. Del otro lado del campo de juego, el gran protagonista de la noche miraba al cielo con su torso desnudo, como entregándole una ofrenda a la incesante tormenta que lo abrazaba, dándole al final del partido un tinte de película. Martín Palermo, en el minuto 93 de juego, había salvado a la Albiceleste.

Argentina necesitaba ganarle a Perú en la anteúltima fecha de las Eliminatorias para poder llegar al choque frente a Uruguay con chances de clasificar al Mundial de Sudáfrica. Con Maradona como entrenador, el equipo hacía de local en el estadio Monumental de River Plate, donde no cabía un alfiler.

El término de la primera parte fue bravo. La Selección se iba al descanso con un empate 0-0 en el marcador y los murmullos de la gente no se hacían esperar. El nerviosismo que bajaba de las tribunas era imposible de disimular y los futbolistas debían salir a jugar el complemento sabiendo que era todo o nada. Y lo hicieron.

A los dos minutos del segundo tiempo, Gonzalo Higuaín recibió una gran habilitación de Aimar y cruzó la definición ante la salida del arquero. El Pipa y sus compañeros lo gritaron con un gran desahogo que parecía que había llegado para dar tranquilidad hasta el final. Pero no fue así.

El cielo no aguantó más y los nubarrones empezaron a descargarse. Como si el trámite del partido no fuera lo suficientemente complicado, la llovizna se convirtió rápidamente en diluvio. Y cuando parecía que el partido se moría, demostró que solo era el inicio de un increíble final.

Minuto 90 de juego: la defensa argentina fallaba una y otra vez en el intento de rechazar la pelota de adentro de área. Cada rebote amenazaba con ser un puñal contra el arco de Sergio Romero. Hasta que llegó el mazazo: Rengifo metió el cabezazo que todo un país quería evitar y marcó el empate. La Selección Argentina de Maradona, Messi y otras tantas figuras reconocidas a nivel internacional, estaban a escasos minutos de quedarse afuera de la Copa del Mundo.

El fútbol quedó atrás y los tres minutos de adición se convirtieron en puro empuje. A esa altura, los relatores trataban de adivinar los números de las camisetas y los hinchas se mordían las uñas de sus dedos arrugados por tanta agua. Parecía que ya no quedaba nada por hacer, pero todos se olvidaron de que estaba en cancha el gran goleador. El histórico del fútbol argentino. El que no sabe de imposibles.

Insúa remató al ras del piso y el rebote quedó clavado allá por el segundo palo. Como si estuviera guionado, marcado por el destino, Martín Palermo estaba parado justo en ese lugar. El mismo que casi tuvo que salir después de haber recibido una tremenda patada en la cara unos minutos antes. Pero no lo hizo, se quedó hasta el final, y en el último segundo de partido empujó la pelota contra el arco peruano para darle una vida más a una Selección que parecía ahogada, pero que supo escaparle a la tormenta.

CONTEXTO

Después de la salida de Alfio Basile, el mundo ponía sus ojos en la Selección Argentina a partir de un encuentro histórico: Diego Maradona asumía como entrenador y tenía a Lionel Messi dentro del plantel. Pero el camino fue más difícil de lo esperado: la Albiceleste sufrió seis derrotas a lo largo de las Eliminatorias, incluido el doloroso 6-1 ante Bolivia en La Paz.
El partido ante Perú tenía como gran protagonista a la necesidad de ganar para alejar a los fantasmas de quedarse afuera del Mundial de Sudáfrica.