Es un clásico en tiempos mundialistas. Pero no deja de ser un folklore sano, bello y reparador para todo un país. La Selección Argentina pasó de ronda y sigue su camino en Qatar. Ya está en octavos de final, compromiso que asumirá el sábado próximo ante Australia, a las 4 de la tarde. Y un país entero acá, y otro grupo de connacionales desatados de algarabía allá, en Qatar, celebran y palpitan las mieles del éxito, de la victoria.
Buenos Aires, Catamarca, Chaco, Chubut, Córdoba, Corrientes, Entre Ríos, Formosa, Jujuy:, La Pampa, La Rioja, Mendoza, Misiones, Neuquén, Río Negro, Salta, San Juan, San Luis, Santa Cruz, Santa Fe, Santiago del Estero, Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, Ushuaia,Tucumán.... Todo el país allá por las 17.50 se vistió de celeste y blanco para copar la calle y celebrar.
Cerca de un noventa por ciento de la capacidad, establecida oficialmente en 44.089, fue ocupada por los hinchas argentinos en el estadio 974. La gran actuación de la Selección y la clasificación a los octavos de final como ganador del Grupo C permitió que los argentinos liberaran toda su algarabía.
La hinchada empujó al equipo de Lionel Scaloni desde el inicio del juego y respaldó aún en los momentos más complicados de la noche, como el penal fallado por Messi a los 38 minutos del primer tiempo. El capitán fue apoyado durante toda la noche por el público.
Los argentinos permanecieron en las cabeceras pasada la media hora de finalizado el juego y cantando por un equipo que ya despertó ilusión.
El canto, los himnos, los héroes futboleros, las banderas y las bocinas, otra vez el rito de un pueblo que festejó, aquí y allá. Al compás de un equipo que además le agregó gran juego a su actuación, toda la Argentina se encolumnó detrás de una victoria vital para construir el futuro inmediato de un Mundial que nos mantiene en vilo.
Y que le quita el sueño a todo un país.