Un tributo más. Y uno especial, porque el estadio Juan Carmelo Zerillo fue el último en el que el artista dejó rastros de su obra futbolística. Diego Armando Maradona, ligado al fútbol desde su primer día hasta el día en el que su figura ascendió para brillar en el cielo, supo vestir el buzo de entrenador del Club de Gimnasia y Esgrima La Plata para darle cierre a su idilio con la pelota. Hoy, de locales, los jugadores, el cuerpo técnico, los dirigentes y lo hinchas, nutriente inexorable para rubricar el amor de Diego con el juego, de la institución platense rindieron homenaje a quien fuere el emblema más importante que ha tenido el fútbol argentino.
En la previa del partido, Dalma y Giannina, hijas del astro, participaron de un agasajo en el estadio: recibieron de parte de la dirigencia de Gimnasia una camiseta similar a la que Argentina usó para vencer a Inglaterra en 1986, que contó con el detalle de la figura de Diego en el centro. Además, participaron del tributo diez emblemáticos jugadores del fútbol argentino como Beto Márcico y Tito Pompei, entre otros. Luego, los intérpretes salieron al campo de juego con las camisetas en honor al 10 y hubo fuegos artificiales. Para culminar, los 22 jugadores (Gimnasia enfrenta a Huracán) y la terna arbitral se pararon en el centro de la cancha y, con el trono que utilizó Maradona como DT en el medio, hubo ofrendas, himno y emoción. Paolo Goltz, en tanto, capitán del elenco de La Plata, salió a jugar el encuentro con una cinta abrazada por la figura de René Favaloro, sublime cardiocirujano nacional que era hincha de Gimnasia y admirador de Maradona, y, claro, la cara del protagonista de las últimas jornadas y de la historia más rica de nuestra disciplina predilecta.
