Una camada fiel a su impronta rompió todo pronóstico y goleó a Brasil en un partido bisagra

El calendario avanzó poco más de un año para que el equipo juvenil categoría 2002/2003 retome sus epopeyas: con los mismos protagonistas, Brasil sufrió una dura derrota que dejó a Argentina en el Hexagonal Final del Sudamericano Sub 17 de 2019.
Publicado: 21/07/2020

El coraje parecía ser el único sostén al que aferrarse. Un golpeado equipo dirigido por Pablo Aimar llegaba al último partido del Grupo B con 4 unidades, fruto de un duro traspié en la primera fecha frente a Uruguay que sentenció un 0-3 alarmante, de una victoria 2-1 ante Colombia y de un empate, inmerecido por la nobleza del intento, ante Paraguay (2 a 2). Las circunstancias de la fase inicial del certamen no dejaban margen de error para Argentina; de hecho, parecía imposible darle un giro a una historia que, sumergida en injusticias propias del juego, necesitaba un triunfo por un mínimo de tres goles para avanzar de fase. La continuidad en el Sudamericano Sub 17 de Perú, clasificatorio para el Mundial de Brasil, pendía de un hilo. Y con tan hostil panorama llegó el día de enfrentar al mismísimo Brasil en el Estadio San Marcos de Lima, en un encuentro que definiría el porvenir de la camada 2002/2003 nacional, que temía estar ante sus últimos 90 minutos en nostálgica reunión. Eso sí, los chicos ya sabían de gestas épicas: en la final del Sudamericano Sub 15 le remontaron un 0-2 al Scratch para vencer 3-2 y levantar la copa…, había pasado poco más de un año de aquella epopeya.

El arribo al estadio calentó motores, porque algunos rivales, ya clasificados, desparramaron jolgorio sin tapujos mientras los juveniles de Aimar se encaminaban silenciosos hacia el vestuario, con resultados puestos. Quizá ahí hubo un punto de inflexión… Jugadores de orgullo incalculable a pesar de su corta carrera comenzaron a impregnar el ambiente de sudor ambicioso, de hambre. Se veía en sus ojos. Y así salieron a la cancha para jugar su partido, el más importante del ciclo representando al país.

Ya en el amanecer de aquella memorable contienda, los talentosos abanderados de la Albiceleste dieron indicios de que su anhelo era serio. Brasil prácticamente no pudo apoderarse de la pelota en ningún momento, y los futbolistas argentinos dominaron el juego con un estilo fiel a la posesión pero mucho más agresivo que de costumbre, aún sobre un césped sintético que, mayoritariamente, impedía una circulación fluida. Pero los juveniles de Aimar domaron el terreno para someter a sus rivales a una ráfaga constante de embates por derecha, por izquierda y por el centro del campo. Así fue que a los 35 minutos Exequiel Zeballos se adentró en el área y fue embestido por Renan, dándole la posibilidad de ejecutar un penal a nuestra Selección, el cual fue sublimemente efectivizado por Matías Godoy, quien encendió la chispa de un deseo tangible. Veinte minutos transcurrieron, con el debido descanso en el medio, para que Argentina gritara de nuevo: Matías Palacios recibió un balón de Julián Aude en tres cuartos de cancha y aprovechó su refinada técnica para romper el marcador con un derechazo que, pique mediante, se coló en el segundo palo.

Y el último capítulo engalana la proeza de esta crónica. Sobre el final, literalmente en tiempo de descuento, se completó una fórmula conocida, magnífica para algunos y perturbadora para otros: Matías Godoy dejó su última gota de transpiración para evitar que  un centro de Palacios traspasara la línea de fondo y le cedió la actuación estelar a Bruno Amione, quien empujó la número cinco hacia el fondo de la red y repitió hazaña como en noviembre de 2017. Hasta los mismos actores fueron los protagonistas de estos tres goles que consiguieron el pasaje de Argentina al Hexagonal Final de un Sudamericano que luego ganaría.

El asombro de todo el público quedará en la memoria de los televidentes. La justicia de aquel juego abrazará los augurios de quien conoció a esta camada.

 

 

CONTEXTO

“Argentina ganó en la última, clasificó al Hexagonal Final y eliminó a Brasil del Sudamericano Sub 17”, sentenciaba Infobae en la velada de gloria juvenil. “Argentina hizo el milagro y eliminó a Brasil del Sudamericano”, titulaba el portal D10. “El Sub 17, heroico, arrolló a Brasil y clasificó al Hexagonal Final”, marcaba la sección deportiva de ámbito.

Entre frases emotivas, de sorpresa y admiración transcurría la noche del 30 de marzo en los medios de todo el país. Tan complejo resultado concretó una nueva hazaña, realizada por hombres en cuerpos adolescentes. Pero lo más destacable de la jornada fue el gesto del equipo una vez consumado el triunfo: más allá de los lógicos festejos, los chicos de la Selección se tomaron un tiempo para consolar a sus rivales, que tendidos sobre el césped desbordaban de angustia. Noble acción que demostró los valores transmitidos desde la estructura de Selecciones Juveniles. Los medios, claro, hicieron eco de tamaña actitud y ese fue el aspecto más relevante de una jornada que se vivió a miles de revoluciones.