El amanecer de su carrera denota gran vertiginosidad. Lucas Beltrán, categoría 2001, tiene tan sólo 22 años (está cerca de los 23 -cumple el 29 de marzo-), pero ya se postula como una promesa de nuestras Selecciones Nacionales. Tras haber transitado su infancia en Instituto, de Córdoba, su provincial natal, vivió parte relevante de su adolescencia en River Plate, que con sólo 15 años lo contrató debido a su brillo en categorías inferiores. Debutó en 2021 y tuvo un paso por Colón de Santa Fe, donde afianzó sus condiciones de goleador para luego retornar, antes del vencimiento del préstamo, al conjunto millonario y hacerse con un lugar protagónico durante la temporada 2022/2023. En tanto, agosto del año pasado fue un mes de intensas emociones, ya que fue fichado por la Fiorentina de Italia y citado para entrenarse con la Selección Mayor campeona del mundo, bajo el mando de Lionel Scaloni.
Hoy, de gira por México, Beltrán sabe calzarse el rol de artillero para la Sub 23 que dirige Javier Mascherano, y anotó sus dos primeros goles albicelestes en el amistoso ante el seleccionado local del pasado viernes. "Es increíble marcar para la Selección", afirma con contundencia el delantero, cuyo debut con nuestra camiseta -con un 4-2 a favor incluido- no deja más que un dulce sabor a ilusión...
-Debut y goles con la Selección Argentina, ¿qué sensaciones te genera eso?
-Estos goles fueron en mi primer partido oficial con esta camiseta, más allá de que haya sido amistoso. Significa un montón tanto para mí como para mi familia, y es un premio a tanto esfuerzo en el día a día. Orgullo y felicidad diría que son los sentmientos que se me vienen a la mente.
-¿Cómo es este grupo de la Sub 23? Hay varios jugadores con los que compartiste concentraciones o campos de juego...
-Tuve la suerte de conocer a muchos de los chicos, tanto por haber sido compañero como cuando tocó ser rival. Creo que tenemos un gran equipo, si bien todavía lógicamente nos estamos conociendo. Hay un grupo muy unido, que tira para adelante y apoya siempre, tanto los jugadores como todo el staff. Es hermoso representar al país, sobre todo cuando tenés un grupo de calidad futbolística y humana.
Sus gritos frente a la selección mexicana en el primer partido de la presente doble fecha de preparación de Argentina, que moldea plantel para los Juegos Olímpicos, fueron fundamentales para dirmir las acciones en un cotejo reñido de inicio a fin. Para profundizar en dicho análisis, Beltrán se explaya:
-De México no se tenían tantas referencias, porque se trata de una selección nueva, con muchos jugadores que no habían estado anteriormente. Nos encontramos con un equipo difícil, que priorizaba la posesión y la verticalidad. Además presionaron mucho en el primer amistoso, sobre todo en el primer tiempo; ya en la segunda parte pudimos manejar un poco mejor el partido ya con el marcador a nuestro favor.
Posteriormente, analiza posibilidades para el próximo compromiso, que se jugará esta noche a las 23 horas en el histórico estadio de Puebla:
-Creo que el partido de hoy será similar, tendremos que gestionar el tema de la presión rival e intentar manejar la pelota lo máximo posible. Esperemos que salga un lindo evento, como el anterior.
-¿Qué expectativas tenés de cara a lo que viene? Es lógico imaginar que te gustaría integrar el plantel en los Juegos Olímpicos de París...
-Sería ideal que Masche (Javier Mascherano) me elija para representar al país en una cita tan particular y especial como un Juego Olímpico. Sería un verdadero orgullo para mí. De ser así, habrá que prepararse intensamente, porque somos un equipo aún en conformación y con jugadores del más alto nivel. Seguramente faltan compañeros que vendrán para formar parte, y todos tenemos que dar lo máximo con humildad y trabajo. Las expectativas son altas tanto en el plano individual como en el grupal. Ojalá lleguemos de la mejor manera posible y consigamos nuestros objetivos.
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Lucas Beltrán, con olfato de goleador y claridad para tomar la palabra. Esta noche podrá sumar minutos en el Estadio Cuauhtémoc. Y quién dice, quizá también anotarse un nuevo festejo, pero esta vez en el arco sur, aquel que atestiguó la magia de Diego Armando Maradona en el glorioso Mundial de 1986.