Nacido en Trenque Lauquen, Manuel Ferreira se inició como futbolista en el Colegio Politécnico de su ciudad natal y, más tarde, en el Foot Ball Club Argentino, donde debutó en Primera División con tan sólo 16 años. En 1924, tras destacarse en un amistoso ante un equipo platense, le ofrecieron jugar en Estudiantes de La Plata, donde con el paso del tiempo se convirtió en una leyenda del club. Allí, integró una histórica delantera conocida como "Los Profesores", junto con Miguel Ángel Lauri, Alejandro Scopelli, Alberto Zozaya y Enrique Guaita. Además de sus grandes condiciones como futbolista, donde se destacaba por su capacidad goleadora y su visión de juego, siempre fue reconocido por su hidalguía dentro y fuera del campo de juego. Un líder para sus compañeros y un ejemplo para sus rivales.
Figura del fútbol argentino durante aquella época, sus destacadas actuaciones hicieron que fuera convocado a la Selección. Con el conjunto nacional fue campeón de los Sudamericanos (actualmente Copa América) de 1927, disputado en Lima; y de 1929, jugado en Buenos Aires. También fue capitán y entrenador del plantel que participó de los Juegos Olímpicos de Ámsterdam, donde Argentina obtuvo la medalla de plata, tras perder la final ante Uruguay. En este certamen se ganó el apodo de "Piloto Olímpico", ya que ubicado como centrodelantero se encargaba de conducir y finalizar los ataques del equipo. Dos años más tarde, en el primer Mundial de la historia, disputado en Uruguay en 1930, también fue el capitán del conjunto que finalizó subcampeón del mundo. En total, con la Albiceleste disputó 21 partidos y convirtió 11 tantos.
Entre 1933 y 1934 tuvo un breve paso por River (15 goles en 35 partidos), pero retornó a Estudiantes, donde dejó de jugar en 1936, a causa de una lesión en los meniscos. Una vez retirado, fue técnico solamente en 1955, a pedido de los dirigentes del conjunto platense, donde consiguió los puntos necesarios para evitar el descenso del equipo. Además, ejerció su profesión de escribano, la cual alternó con comentarios de futbol y trabajos para La Nación y Clarín, medio por el cual viajó a los Mundiales de Suecia 1958, Chile 1962, Inglaterra 1966 y México 1970.
En 1983, falleció en una clínica de Barcelona, ciudad en la que se encontraba visitando a su hijo. Como homenaje, unos años más tarde, una de las calles de Trenque Lauquen pasó a llamarse "Nolo Ferreira". A 35 años de su muerte, su recuerdo sigue más que presente en el fútbol argentino.